

El padre de la jovencita asesinada en un hostal limeño por un desquiciado turista holandés, sorprendió apareciendo en forma inusual en diversos programas televisivos y radiales desnudando su dolor. Ha explicado o tratado de explicar las circunstancias del abominable crimen, la reconstrucción de las últimas horas de la infausta víctima, los antecedentes del asesino, para finalmente recoger todas las culpas en su persona en la arista del satisfacer sin reservas los caprichos de su preciada hija y al mismo tiempo el no haberle supervisado lo suficiente ni podido informarle mejor sobre los peligros de la vida.
Quizá haya sido esta nada común incursión en los medios las que animaron al presidente Alan García ha pronunciarse sobre el tema, cual si fuera una cuestión de estado. Fue de tarde, un poco acre y malhumorado, que aparece en pantalla declarando algo así como, que esto sirva de lección a los padres de familia para supervisar mejor a sus hijos, para que no sean víctimas de “alguna calentura momentánea”. Pensamos en tantos hombres y mujeres descollantes de este mundo que pudieron haber sido engendrados en una de estas criticadas citas de choque y fuga.
En vista del silencio repentino del dolido padre ante tamaño agresivo responso post mortem, y dado que el presidente nos toca a todos con su velada amonestación, me permito analizar bajo lupa distinta la desafortunada frase presidencial.
Nadie podría olvidar cuando públicamente el presidente García pidió disculpas ante su esposa por la infidelidad que dio como fruto el nacimiento de su hijo Federico Danton, que al momento de las elecciones fuera ocultado ex profeso y que sin embargo hoy luce orgulloso en los balcones de palacio. Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra
De otra parte podemos advertir como falla de origen el que no exista un estricto control para el ingreso de turistas, con tal de que traigan divisas, diría el presidente. Así JoranVan der Sloot, como se llama este monstruo, se paseó durante dos semanas por todo Miraflores sin ser detectado por ninguna seguridad a pesar de su inocultable figura y prontuariado internacional. Pensamos que este absurdo crimen se origina en el submundo de los estragos psicológicos que afectan al holandés, producto de su manifiesta impotencia sexual, ya que se sabe él nunca llega a consumar sus citas sexuales desatando finalmente su impotencia en violencia. Tal vez serios problemas de seguridad ciudadana sobrepasen la responsabilidad que les corresponde a los padres en estos imprevistos casos.
Sobre este supuesto descuido de tutela se da una circunstancia social que verdaderamente nos impide a los padres desarrollar algún control que vaya más allá del buen consejo por su seguridad y por un sexo seguro también. A diferencia de otras épocas, los fines de semana los muchachos van saliendo de casa recién alrededor de las diez de la noche para retornar con la luz del día, siendo “hasta las seis de la mañana me vacilo” la voz de aura. Entonces las “calenturas” a las que se refiere el señor presidente se tornan casi inevitables, pues está comprobado estadísticamente que en estos días los jóvenes se inician cada vez más temprano en sus relaciones sexuales.
Si alguien pretende que los muchachos de ahora no tengan “calenturas momentáneas” está yendo tercamente contra la corriente, y tal vez el envejecimiento del espíritu más que del cuerpo seguramente le hizo perder ya aquel brillo en los ojos que delata a quienes pueden disfrutar todavía de estas exquisitas temperaturas amatorias.
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