Derrotado y asustadizo aparece el laureado escritor, al lado del samurai japonesito con sonrisa de vencedor.
Fue el propio Vargas Llosa el que socavó sus aspiraciones al cometer algo que es vetado y más aún para un escritor, el plagio. Pensó el laureado Mario que nadie marcaría por ejemplo que el membrete de su movimiento FREDEMO, cambiando la posición de dos letras, no era mas que el mismo FREEDOM nombre del libro de Milton Friedman alma mater del neoliberalismo. En este libro se consignan los parámetros para realizar los drásticos y necesarios cambios para sanear la economía de cualquier país y que sumadas a las “recomendaciones” del FMI para el Perú, Vargas proponía como propias, lo que aparte de ser un plagio Mario la convertía en una falacia presentándola como la verdad cruda que él había descubierto y que proponía para rehacer nuestro país.
Hay que señalar que el gobierno de Alan García estaba tan desubicado que no lograba captar la verdadera profundidad de la crisis en que nos había metido, por supuesto en el entorno de ese otro desbarajuste mundial causado por la caída de la URSS y el Muro de Berlín. Tanto esto era así que finalmente el propio Fujimori que se postulaba como el anti shock, una vez en el poder, tuvo que implementar todas estas recomendaciones de Friedman y del FMI con el dramático y recordado “Que dios nos ayude” del ministro Hurtado Miller.
Fue en el histórico debate que tuvieron en la segunda vuelta donde Fujimori ya avisado de esta componenda de Vargas Llosa, con el propio libro de Friedman lo partió en dos al escritor decretando desde ya la aplastante derrota que sufriera. Aunque pueda parecer fuera de contexto el suscrito Jorge Manrique me debo confesar como la persona que pusiera al tanto al candidato nisei de estas movidas del escritor y le regalara el mencionado libro días antes del gran debate.
Entonces Vargas cae en hondo pozo y tuvieron que pasar algunos años para que lograra finalmente separar al político frustrado del gran escritor que sabemos quiere ser.
Aquí aparece el Nóbel cual premio consuelo a su gran trayectoria, pues al no haber presentado ningún éxito literario reciente ni el mismo Mario, según propia confesión, se hubiera imaginado el despertar en un sueño donde se ganaba el premio más grande al que puede aspirar un escritor, con algunas excepciones como la del filósofo frances Jean Paul Sartre que se negó a recibirlo y pasó a la historia como un filósofo puro y libre de mercantilismos.
Igual Mario podría estar a un paso de la gloria, si con el integro del pecuniario que otorga este lauro creara, por decir, el Premio Bienal Vargas Llosa para la Literatura Peruana. O a lo peor escucha los ecos materiales, que no necesita, para finalmente dejar en herencia a Alvarito pues para él ya no queda mucho techo por cubrir. Es el sendero de la grandeza…. Lo toma o lo deja?!!